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Los Origenes de los Ritos Masónicos
Los Origenes de los Ritos Masónicos
Es muy evidente que un estudio exhaustivo de los diferentes ritos
masónicos sería necesario para contemplar todos los aspectos que se
relacionan con el todo masónico. No obstante, los elementos que
presentamos, ya podrán servir de base para nuestra reflexión.
Recordemos en primer lugar que los ritos dichos egipcios esencialmente
se caracterizaron por sus Altos Grados y no por los rituales en uso en
las Logias azules. En efecto, la creación de estos ritos en el siglo
18 concernía sólo a los que eran superiores al 3r grado, a la de la
maestría pues, los tres primeros que utilizaban la mayoría de las
veces el rito mayoritario en aquella época, en el Rito francés. Es
importante retener este matiz en la medida en que esto va a
permitirnos comprender la evolución y también las dificultades que
parecen a menudo inherentes a este rito. Volveremos allá también en la
parte consagrada a los Altos Grados que conocieron en cuanto a ellos
evoluciones extremadamente numerosas, tanto en su número, su
contenido, su simbología rica, que la orden en la cual fueron
jerarquizados. Varios Ritos o Órdenes pues existieron al fin del siglo
18 ° y siendo continuación muy probablemente de corrientes diversas
místicas no masónicas y mucho más antiguas. Añadiéndose a aquellos a
los que citamos más altos, es el caso por ejemplo en 1767 de los
Arquitectos africanos, en 1780 el Rito primitivo de los Filadelfos, en
1801 de la Orden sagrada de Sophisiens y en 1806 de los Amigos del
desierto. Estos Ritos secretos, conocidos para sólo algunos, se
inspiraban en lo que se llamaba en aquella época la tradición egipcia,
pero que se revela ser la asociación de tradiciones diversas de
Oriente Medio, tales como ellas fueron comprendidas a través de los
textos y los estudios entonces conocidos tales como Séthos del Abad
Juan Terrasson (1731), Oedipus aegyptianicus de Athanase Kircher
(1652) y del mundo primitivo de Court de Gébelin (1773). La Cábala
judeocristiana, el hermetismo neoplatónico, el esoterismo, tradiciones
templarías caballerescas y otras, encontraban allí una fuente natural
de expresión. Todas estas influencias tienen que tomar en
consideración, cuando se desea comprender el estado agudo de las
corrientes egipcias y las puestas que se desarrollarán allí en los
siglos que siguieron. Así como lo dijimos, sólo los Altos Grados
constituían en aquella época la francmasonería egipcio. Pero los ritos
egipcios que decidían constituirse en Obediencias independientes,
Misraïm primero luego Memphis luego, evidentemente fueron hechos
definir tres grados de las Logias azules, Aprendiz, Compañero,
Maestro, utilizando poco o mucho los conocimientos adquiridos al nivel
de los Grados Superiores. Entonces si una forma cierta de aégyptomania
está presente en los textos fundadores y los Altos Grados, no se va
también al nivel de los tres primeros Grados. Los primeros textos
rituales de Misraïm a los tres primeros grados son los de 1820. Se
inscriben en la continuidad del Rito de Cagliostro y evidentemente en
el de los ritos ya existentes, El rito francés, Antiguos y aceptados
algunos aspectos del Rito escocés así como más tarde elementos del
Rito escocés Rectificado. Paralelamente el Rito de Memphis va
desarrollar también los tres primeros grados codificados por Marconis
de Negre. Sin entrar en un análisis largo de la evolución de estos
tres primeros grados, simplemente retengamos que hay que contar por lo
menos seis versiones o etapas de redacción de estos rituales, cada una
que tiene en cuenta, como lo decíamos más alto del intentionnalité del
rito, los conocimientos y del medio cultural de la época. Con una
manera cierta, podríamos decir que cualquiera que sea la versión del
rito utilizada para estos tres grados, es animado por la misma vida,
vivificado por el mismo soplo que le dan su tonalidad y su
originalidad. Esto se traduce probablemente por este ambiente, algunos
dirían este Egregor , que se puede sentir cuando asiste a eso o
participa. Y sin embargo, los ritos de la Logia azul jamás tuvieron en
la época de su constitución y para la inmensa mayoría, en la época de
características verdaderamente egipcias. Es sólo poco a poco, y
todavía más en una época relativamente reciente, que se introdujo a la
vez en Francia (y en el extranjero) elementos sacados de los
conocimientos que tenía de Egipto. Algunos textos poéticos y
evocadores, asociados con terminologías específicas y secuencias
rituales intensas que implicaban al ser en su totalidad, lo hizo no
obstante un rito espiritualista de muy interesante transportada. Los
rituales, tanto Misraïm que Memphis son conocidos. En cuanto a Memphis-
Misraïm en su formulación de 1945, han sido publicados por R. Ambelain
en su libro « Francmasonería de otro tiempo » Los rituales de Misraïm
de origen son casi privados de referencias egipcias, mientras que los
de Memphis acuden más ampliamente a eso, aunque la forma permanece
relativamente clásica del punto de vista masónico. La formulación de
1945 de ambos ritos, hace más ampliamente allí referencia, aunque el
fraseología es a menudo pesado y reanuda con las disertaciones largas
y los comentarios común a las iniciaciones de los Altos Grados a los
XVIII ° y XIX ° los siglos. Para ilustrar lo que acabamos de decir,
podemos trasladarnos por ejemplo al ritual del grado Aprendiz en su
versión compuesta por R. Ambelain y publicada por sus cuidados. Una de
las características reside en las fórmulas evocadoras de esta
antigüedad mítica. Así en la ceremonia de encendido de los alumbrados
encontremos nosotros esta frase: « masones del viejo Egipto, venimos
aquí hasta, en la tierra de Memphis, para erigir altares a la virtud y
para cavar tumbas para los vicios. » Frase conocida en todos los ritos
masónicos, pero que es asociada de modo original con los orígenes
antiguos por parentesco o simpatía evocatoria. También encontramos
este cambio: el Venerable: « ¿Hermano Segundo Vigilante, a qué hora
los Masones de Egipto suelen abrir sus trabajos? »Segundo Vigilante: «
cuando el sol culmina sobre las arenas de Memphis, cuando son las
doce, y cuando la sombra es la más corta, entonces los Masones de
Egipto abren sus trabajos, Maestro Venerable. » O todavía: « ya que el
Templo de la Sabiduría de Egipto es justo y perfecto… » Y por fin
estas dos fórmulas utilizadas en el momento de la cierre: el
Venerable: « ¿hermano el Segundo Vigilante, ¿qué hora es?? » Segundo
Vigilante: « medianoche plena, Venerable Maestro. La Noche reina sobre
Egipto y el Astro de las Noches baña de su luz los Santuarios
adormecidos … » Más lejos: « Mis Hermanos, no olvidemos que es en
nuestra alma y en el alma de nuestros semejantes que debemos sembrar
el Verbo de Horus, con el fin de que produzca frutos de todo género y
de toda clase. Porque el alma del Hombre es la tierra natural sobre la
cual planea el halcón divino. Y así como las aguas del Nilo fecundan
la tierra de Memphis, en la temporada Shâ y al mes de Thôt, así las
Aguas de Arriba fecundan el Templo interior del Hombre en la hasta
misteriosa Temporada. » La fórmula masónica clásica « Gran Arquitecto
del Universo » es reemplazada por ejemplo muy temprano por «
Arquitecto Sumo de los mundos » o a veces « de todos los mundos »,
luego « Sublime Arquitecto de los mundos ». Podríamos así perseguir,
pero cada uno tiene la posibilidad de remitirse a los textos
concernidos citados más arriba. Hay que acercar sin duda estas
evocaciones poéticas de las variaciones que asocian los solistas con
su canto. Al ser limpia la trama ritual de la masonería universal,
cada rito va, con más o menos de felicidad, a tejer, a improvisar
alrededor de este eje un conjunto de elementos susceptibles de revelar
su carácter, su tradición. Se tratará por ejemplo de una forma cierta
de esoterismo cristiano en el caso del Rito escocés Rectificado o del
hermetismo egipcio para el rito del que hablamos. Desde luego, si esto
es suficiente para dar un "carácter" particular, esto no es él para
elevarlo al nivel de un rito dicho "espiritualista". Pero entramos
allí en una otra dimensión, la de los caracteres limpios del
ritualismo que echa raíces en la filosofía. El desarrollo mismo del
rito revela una voluntad de elevación del espíritu, de la abertura del
corazón a otro nivel de conciencia al que, si siempre no padece o
perceptible, se le refieren sin embargo. Porque lo que es importante
observar es la dirección constante tomada por los actores de la
historia del rito. Es a ella quien puede permitirnos comprender la
puesta de esta forma de la tradición y entreabrir las puertas que
descubrirán el relieve y la profundidad de un rito, que estaría sin
esto se reduce a una continuación de conflictos entra "bandas
rivales”. Entonces, la francmasonería de rito egipcio está bien más
allá, si se toma el trabajo de comprenderlo y de percibir su esencia y
sus calidades limpias. La tradición egipcia Hablar de ritos egipcios,
sin evocar directamente Egipto, podría parecer muy sorprendente.
Entonces se trata allí de una cuestión muy compleja. En efecto, la
representación en la conciencia masónica de Egipto, de sus tradiciones
y de su cultura es muy a menudo fuerte movida con relación a la
realidad histórica. Pues es interesante decir algunas palabras sobre
el modo en el que esta civilización contemplaba su relación al
sagrado. Podremos luego comprender de qué manera, la tradición
masónica egipcia se articula concretamente con relación a este lejano
origen. La primera observación que podemos hacer, es que no es posible
a priori hablar de filosofía egipcia, al siendo esta aproximación del
conocimiento una creación helenística. El mundo egipcio se funda sobre
la religión, sobre la relación al sagrado. Los dioses son el elemento
fundamental de toda la civilización y el informe que los hombres y los
sacerdotes mantienen con ellos es fiador de este equilibrio universal.
La utilización de referencias mitológicas o culturales siempre es
posible. Pero no podemos contentarnos con repetir mecánicamente los
gestos y las palabras de un ritual que utilizaría tales referencias
egipcias. Conviene abrir nuestra conciencia y reponer estas nociones
en un contexto que les sea coherente. No es necesario que se trate de
la realidad histórica más estricta. Esto aceptaría del desafío
imposible, en todo caso no útil. Pero desconocer el álgebra de los
mitos secretos, los símbolos, las funciones y los nombres que los
acompañan dependería del solo placer anodino y gratuito. Es pues útil
para el momento dado a saber sobre eso bastante sobre la cultura de
los que las utilizaron para intentar pensar como ellos. Podemos
acercar el estudio del hombre egipcio, de su historia, de su arte, de
su panteón, de sus concepciones religiosas y eventualmente de su
lengua, antes de procurar hacer alguna interpretación que sea. Esta
aproximación de tipo universitario puede parecer movida con relación
al fin buscado pero hay que reconocer bien que los autores esotéricos
son a menudo bien alejados de la realidad de las cosas. En el peor de
los casos se trata de un delirio puro y Pirámide - maniático, de la
manera más un reinterpretación a la luz de los conceptos occidentales
del simbolismo y de los mitos. So pretexto de Conocimiento con un gran
C, hacemos el callejón sin salida sobre el conocimiento propiamente
dicho. Para Éliade, sumirse en los libros, estudiar, es un acto
iniciático. Está seguro que el panteón griego es bien conocido. Su
estructura es atestiguada por una numerosa literatura que le era
contemporánea y testigos arqueológicos. Estos dioses están todavía
presentes en nuestra cultura por lo menos bajo su forma romanizada.
Para los principales de ellos, representan cada uno una función
arquetípica elemental del comportamiento humano. Esto no es para nada
que los psicólogos y los astrólogos los recuperen bajo su forma
auténtica o rehecha como instrumentos de análisis. Más próximos de
nuestras preocupaciones, las iniciaciones de la inmensa mayoría de las
obediencias masónicas repiten en parte la estructura de los Pequeños
Misterios hasta aquella de la que hablamos y la que utilizan un
vocabulario egipciano. Misterios Menores y Mayores se articulan
evidentemente sobre el tema de la muerte y la ressurección utilizando
el soporte mítico de Déméter. Hay que decir que la utilización de
mitos y símbolos griegos en rituales que contratan el panteón egipcio
puede parecer curiosa a un espíritu herido de coherencia. Pero muy nos
ayudada la síntesis hermética nacida Alejandría hacia el II ° el
siglo, más tentativa de síntesis que sincretismo, que reúne la gente
de Thot y el de Hermès, sin demasiada disonancia. En oposición del
dominio griego el panteón egipcio no ofrece ningún marco coherente por
lo menos perceptible de golpe. Cuando no se retrasa las
simplificaciones abusivas o reinterpretaciones esotéricas y
ocultistas, la primera impresión es la de un desorden alegre. La
personalidad de cada dios, y son innumerables, es fluctuante,
maleable, incluso contradictoria. Podían inspirar de la repulsión a
griegos a contemporáneos: « Adoras el buey, yo sacrifico a los dioses
» decía a uno de ellos. Por otro lado, la ausencia de libro canónico
no facilita el trabajo del exegeta. Podríamos preguntarnos por qué los
egipcios utilizaban tal panteón. La opinión de griegos es interesante
aquí. Algunos se burlaban de eso pero otros admiraban los misterios
egipcios. La tradición querría que Pitágoras y Platón hubieran
adquirido su saber en Egipto. Pitágoras, Plutarco, Platón, para
citarles sólo, fueron sobre esta tierra. Citemos a Diógenes Laercio a
propósito de Pitágoras: « Así como era joven y estudioso, dejó su
patria y fue iniciado todos los misterios griegos y bárbaros. Ganó
pues Egipto, cuando Polycrates se lo hubo recomendado por carta a
Amasis, y se enteró de la lengua del país. Fue también en los caldeos
y los magos. Estando en Creta, descendió con Epiménide en el antro de
Ida. Totalmente como en Egipto había ido en los santuarios, se enteró
allí de los secretos que concernían a los dioses. » Luego a propósito
de Platon escribe: « a la edad de veintiocho años, según Hermodoro, se
fue a Mégare, en casa de Euclides, acompañado por algunos otros
alumnos de Sócrates. Luego fue a Cyrène, cerca de Teodoro el
matemático, y de su casa a Italia, a casa de Philolaos y Eurytos,
ellos ambos pitagóricos, luego a Egipto, a casa de los profetas. fue
de allí también para numerosos filósofos de la antigüedad que fueron
iniciados los principales cultos de Misterios y cumplían un viaje más
o menos largo de estudio en Egipto. La verdad es que hay que hacer el
esfuerzo previo por penetrar esta gente antes de percibir la riqueza.
Al principio somos atraídos por su extrañeza, luego somos repelidos
por la misma extrañeza que no parece reducible a ninguna comprensión.
Por fin, si se hace el esfuerzo de « pensar egipcio », una luz alumbra
el camino. No podemos abandonar al monje y únicamente hablar de
simbolismo. Uno no va sin el otro, sobre todo con Egipto. La religión
no es oración o devoción, es en sentido propio un acto que nos conecta
otra vez (realigere). Al sentido común, este acto supone la existencia
a priori del dios, pero esto no es tan simple. Existe una forma de
acción eindisociable de la religión egipcia que tiende a dominar las
energías de la naturaleza, las que constituyen la trama escondida por
el tejido del universo. Los egipcios distinguían la verdad y la
realidad. La realidad es la naturaleza perceptible. Más allá, la
verdad es la orden universal administrada por los dioses, el conjunto
de las energías cósmicas que dan el sentido a la creación y luchan sin
interrupción contra el caos original. En este mundo de la verdad, se
encuentra lo que podríamos asimilar a una matriz que contendría una
infinidad de potencialidades correspondiente a todas las posibilidades
de evolución del universo y de los seres en el momento dado. Y a cada
instante una sola posibilidad se libra y alimenta el phylum temporal
de la realidad. Este lazo de la verdad y de la realidad no está bajo
la corte de un determinismo divino absoluto. El hombre, el sacerdote
también es actor y acompaña la acción divina, como Khnoum, es el
alfarero que trabaja en la pasta maleable de la verdad por un tipo de
creación perpetua y lucha al mismo tiempo contra el caos. El sacerdote
egipcio no es mística que adora a un dios único y transcendental, sino
establece un lazo con dioses que han revestido una o varias formas,
dotados de uno o varios nombres, pero esencialmente cumplen un número
limitado de funciones identificadas. Estas funciones a menudo son de
apariencias opuestas pero que dependen de la misma finalidad: mantener
y mantener la orden, social y cósmica. El sacerdote es también un tipo
de matemático que conoce las fórmulas, los símbolos reunidos en un
álgebra, combinatoria compleja pero eficaz. El medio de acción es por
supuesto el ritual. Conocemos sólo poco. Citemos entre los más
interesantes, el ritual divino diario y los rituales reales de
regeneración y el ritual de animación de las estatuas, muy semejante
al ritual de abertura de la boca. El texto de Asclepius habla del modo
en el que un dios puede se le corporéifier en una estatua. Pero se
trata de una obra muy diferente de la presencia de la carne y de la
sangre del Cristo bajo las especies. En la perspectiva egipcia, es Ba
del Dios que desciende en la estatua gracias al ritual de abertura de
la boca. Ba no es el alma contrariamente a lo que es generalmente
escrito pero, entre otras cosas, el poder de transformación del dios
que le permite pasar de una forma a otra. Pues más exactamente, el
dios no se le corporifie no, pero reviste la forma de la estatua.
Estas imágenes o estas estatuas performatives, los Padres de la
Iglesia les llamaron ídolos antes de destruirles. Mostraban allí, o
sea su ignorancia, o sea su mala fe. No eran ídolos sino iconos,
porque los egipcios jamás habrían adorado o utilizado una imagen o una
estatua muerta. Estas estatuas animadas eran el mismo motor de la
religión. Traunecker habla para su sujeto de « teofania portátil », es
decir que con ellas el escultor por el ritual de abertura de la boca y
la consagración bajo el solar difunto, luego el sacerdote, por
delegación del rey, por medio del ritual diario establecía un punto de
contacto entre el mundo de la verdad, el de los dioses y el mundo de
la realidad el de los hombres. Por este intermediario el hombre podía
hacerse favorable los dioses y actuar con su ayuda las fuerzas
poderosas del universo con el fin de que la orden venza el caos y el
fin de que reina Maât. Hablaríamos hoy de la lucha contra las fuerzas
de entropía, al siendo el caos la vuelta a la indiferenciación
primordial. Se trata bien de una acción determinada por un
procedimiento voluntarista totalmente llevado por el sacerdote. La
teofania no levanta aquí la voluntad divina como por ejemplo la que
gobierna las apariciones de la Virgen, porque aquí el hombre es el
disparador. También ignoramos las características del sacerdocio que
confería, por delegación del rey, la dignidad que le permitía al
operador laborar. Hay que observar que estos rituales eran muy
dependientes de condiciones geográficas, históricas y culturales de
Egipto antiguo. Por ejemplo, el fenómeno anual de la crecida del Nilo,
lo mismo que la orientación Meridional-norte de este río desempeñaba
un gran papel. La articulación de los dioses por tríadas, ogdoades o
ennéades, sus genealogías, sus funciones, sus formas interpenetradas
son muy complejas y rebeldes a una comprensión inmediata para un
espíritu contemporáneo. Hay que comprender que el dios en Egipto es
una forma de energía orientada hacia funciones específicas que
presentan generalmente dos aspectos, el uno favorable, el otro
destructor, dos que son indispensables para el equilibrio social y
cósmico. Hathor por ejemplo personifica a la mujer, la amante, pero
también es la diosa peligrosa. La divinidad, en su naos, cuando
reviste la forma de acogida, requiere de no tener ningún contacto con
mundo profano y salvado con sacerdote. Si una protección, una
seguridad total no le son aseguradas, ella misma se encargará de eso
por todos los medios de los que dispone incluido de destructores. Los
dioses egipcios no sabrían comportarse con arreglo a una moral del
bien y del mal con sentido donde lo entendemos, lo ignoran
simplemente. El hilo, el canal que conectaba otra vez a los Dioses y
su mundo al hombre egipcio hoy es roto, pero sobreviven en nuestra
memoria bajo una forma occidentalisée. Debemos agradecer griegos y los
romanos que trasplantaron bajo nuestros climas los mismos cultos
principalmente isiacos si han adaptados y transformados muy
ampliamente. Hasta agradezcamos la cristiandad que mantuvo muy
involuntariamente una chispa de vida gracias a las vírgenes negras,
cuando no es santos directamente nacidos del panteón egipcio. Esta
expatriación de los dioses manteniendo su memoria los hizo más
accesibles a nuestras sensibilidades occidentales por las adaptaciones
diversas de carácter teológico que les hizo sufrir el mundo
grecorromano. Su complejidad ha sido reducida de modo drástico
enfocando las funciones de todas las divinidades del panteón sobre
Isis y Osiris, Isis sobre todo. Finalmente, estos dioses nos son
próximos porque les percibimos al nivel de los sentimientos.
Podríamos, al revés de lo que dice la Biblia, verlos como hechos a
nuestra imagen. Simplemente, no son actualizados como un individuo y
un destino cuajados en el tiempo, sino como potencialidades de todas
las posibilidades de vida atadas a su función. Isis / Hathor es el que
potencializa a la mujer, todas las mujeres, las hermanas, las jovenes,
las amantes, las esposas, las madres y las viudas y cada mujer sobre
tierra es una actualización, cada mujer es carne de Isis Y cada hombre
es el hijo. Esto se encuentra la proximidad. Si vuelvo de allí al
panteón egipcio en su contexto auténtico y no en las formas adaptadas
grecorromanas, esta mitología no es adaptada más que otros al paso
simbólico porque ningún proceso de carácter iniciático es atestiguado
en Egipto. Algunos consideran que las peregrinaciones evocadas por el
papiro de Leiden constituían iniciaciones, pero entonces ampliamente
habría que extender la acepción de la palabra iniciación.
Probablemente no es sólo a los últimos siglos, que bajo las
influencias griegas y romanas, los cultos isiacos tienen incluye el
paso iniciático. Esto dice, conviene aportar dos reservas. De una
parte es inconcebible que la accesión al sacerdocio no hubiera sido
acompañada por ritos específicos. Por otra parte la ausencia de
atestado no es una prueba de inexistencia, al ser frecuente la
transmisión oral en el medio semítico. De hecho, existía bien una
iniciación en el sentido de paso de un estado a otra, pero se
practicaba sólo a la muerte del individuo. El ritual de abertura de la
boca que era uno de los componentes fue utilizado sobre los muertos
con el fin de permitirles percibir y alimentarse en el mundo de Douât.
Vimos en seguida que fue utilizado para la animación de las estatuas.
Entonces su misma estructura, indica que habría podido, casi en su
estado, ser puesto en ejecución para la fase de renacimiento de un
myste muerto simbólicamente en un marco iniciático clásico. Al
extremo, es decir hasta considerando que no hubo iniciación en Egipto
antiguo, el hecho de utilizarlo en los Altos Grados típicamente
egipcios, mediante las adaptaciones y complémentations que fueron
necesarias, lo hacen una iniciación de una gran riqueza y de un nivel
equivalente al de los " Grandes Misterios ". La fase de nuevo
nacimiento al plano de percepción / acción al cual el mysto debe
acceder es completamente significativa a este respecto. Permite la
abertura de los sentidos del recién nacido, su descubrimiento de las
dimensiones de su nuevo mundo y la activación de las funciones
fisiológicas necesarias para su supervivencia y para su diálogo el
sagrado. En cambio para toda la fase de déambulation en Douât y del
psicostasia, el Libro de los Muertos y otros textos similares no son
utilizados tal cual debido a su diferencia cultural, aunque el
espíritu sea conservado. También habría que evocar aquí los ritos de
nacimiento y de regeneración del rey. Desgraciadamente no sabemos
grande cosa. Sobre el plano artístico el égyptomania ciertamente
produjo obras de un interés estético a veces discutible. Lo mismo
ocurre en cuanto al aspecto esotérico, pero en este dominio, los
errores o las aproximaciones en ellas no son los mismos demasiado
problemáticas. ¿ No permitieron a esta tradición atravesar los siglos
y las generaciones? … Lo que verdaderamente se podría criticar en una
sociedad que practicaría el égyptomania esotérico sería engañar a sus
miembros sobre el sentido y el alcance de sus prácticas. ¿ Por qué por
ejemplo hacer volverle a levantarle el origen de tal o tal sociedad
puramente contemporánea a Thoutmosis III, por qué continuar encenser a
Akhénaton, lo que quedan en gran favor en los medios ésotéristes, pero
no corresponden a ninguna realidad establecida? … Es muy diferente de
apelar a una filiación espiritual, que de hacer creer en su
historicidad. Más generalmente este problema de las filiaciones, el
chartres, los secretos entre los que tal o tal orden apela para fundar
su "autenticidad" es una guadaña-aparencia cuando no es puramente y
simplemente una estafa intelectual. Se precavía evidente que la
francmasonería devolvió el paso de los elementos de la tradición
Egipcia. El Maestro Hiram bajo la acacia, es Osiris bajo el tamarisco
de Byblos, reencontrado por Isis la Viuda. Pero esto ilustra más un
paralelismo que asombra mitos fundadores, que un simple egiptomania.
Lo que es importante es establecer un lazo por el espíritu, por el
alma y por el cuerpo con una tradición comprendido de modo más exacto
posible. Es ante todo una aventura personal, aunque el apoyo de un
grupo o de un rito queda a menudo indispensable
masónicos sería necesario para contemplar todos los aspectos que se
relacionan con el todo masónico. No obstante, los elementos que
presentamos, ya podrán servir de base para nuestra reflexión.
Recordemos en primer lugar que los ritos dichos egipcios esencialmente
se caracterizaron por sus Altos Grados y no por los rituales en uso en
las Logias azules. En efecto, la creación de estos ritos en el siglo
18 concernía sólo a los que eran superiores al 3r grado, a la de la
maestría pues, los tres primeros que utilizaban la mayoría de las
veces el rito mayoritario en aquella época, en el Rito francés. Es
importante retener este matiz en la medida en que esto va a
permitirnos comprender la evolución y también las dificultades que
parecen a menudo inherentes a este rito. Volveremos allá también en la
parte consagrada a los Altos Grados que conocieron en cuanto a ellos
evoluciones extremadamente numerosas, tanto en su número, su
contenido, su simbología rica, que la orden en la cual fueron
jerarquizados. Varios Ritos o Órdenes pues existieron al fin del siglo
18 ° y siendo continuación muy probablemente de corrientes diversas
místicas no masónicas y mucho más antiguas. Añadiéndose a aquellos a
los que citamos más altos, es el caso por ejemplo en 1767 de los
Arquitectos africanos, en 1780 el Rito primitivo de los Filadelfos, en
1801 de la Orden sagrada de Sophisiens y en 1806 de los Amigos del
desierto. Estos Ritos secretos, conocidos para sólo algunos, se
inspiraban en lo que se llamaba en aquella época la tradición egipcia,
pero que se revela ser la asociación de tradiciones diversas de
Oriente Medio, tales como ellas fueron comprendidas a través de los
textos y los estudios entonces conocidos tales como Séthos del Abad
Juan Terrasson (1731), Oedipus aegyptianicus de Athanase Kircher
(1652) y del mundo primitivo de Court de Gébelin (1773). La Cábala
judeocristiana, el hermetismo neoplatónico, el esoterismo, tradiciones
templarías caballerescas y otras, encontraban allí una fuente natural
de expresión. Todas estas influencias tienen que tomar en
consideración, cuando se desea comprender el estado agudo de las
corrientes egipcias y las puestas que se desarrollarán allí en los
siglos que siguieron. Así como lo dijimos, sólo los Altos Grados
constituían en aquella época la francmasonería egipcio. Pero los ritos
egipcios que decidían constituirse en Obediencias independientes,
Misraïm primero luego Memphis luego, evidentemente fueron hechos
definir tres grados de las Logias azules, Aprendiz, Compañero,
Maestro, utilizando poco o mucho los conocimientos adquiridos al nivel
de los Grados Superiores. Entonces si una forma cierta de aégyptomania
está presente en los textos fundadores y los Altos Grados, no se va
también al nivel de los tres primeros Grados. Los primeros textos
rituales de Misraïm a los tres primeros grados son los de 1820. Se
inscriben en la continuidad del Rito de Cagliostro y evidentemente en
el de los ritos ya existentes, El rito francés, Antiguos y aceptados
algunos aspectos del Rito escocés así como más tarde elementos del
Rito escocés Rectificado. Paralelamente el Rito de Memphis va
desarrollar también los tres primeros grados codificados por Marconis
de Negre. Sin entrar en un análisis largo de la evolución de estos
tres primeros grados, simplemente retengamos que hay que contar por lo
menos seis versiones o etapas de redacción de estos rituales, cada una
que tiene en cuenta, como lo decíamos más alto del intentionnalité del
rito, los conocimientos y del medio cultural de la época. Con una
manera cierta, podríamos decir que cualquiera que sea la versión del
rito utilizada para estos tres grados, es animado por la misma vida,
vivificado por el mismo soplo que le dan su tonalidad y su
originalidad. Esto se traduce probablemente por este ambiente, algunos
dirían este Egregor , que se puede sentir cuando asiste a eso o
participa. Y sin embargo, los ritos de la Logia azul jamás tuvieron en
la época de su constitución y para la inmensa mayoría, en la época de
características verdaderamente egipcias. Es sólo poco a poco, y
todavía más en una época relativamente reciente, que se introdujo a la
vez en Francia (y en el extranjero) elementos sacados de los
conocimientos que tenía de Egipto. Algunos textos poéticos y
evocadores, asociados con terminologías específicas y secuencias
rituales intensas que implicaban al ser en su totalidad, lo hizo no
obstante un rito espiritualista de muy interesante transportada. Los
rituales, tanto Misraïm que Memphis son conocidos. En cuanto a Memphis-
Misraïm en su formulación de 1945, han sido publicados por R. Ambelain
en su libro « Francmasonería de otro tiempo » Los rituales de Misraïm
de origen son casi privados de referencias egipcias, mientras que los
de Memphis acuden más ampliamente a eso, aunque la forma permanece
relativamente clásica del punto de vista masónico. La formulación de
1945 de ambos ritos, hace más ampliamente allí referencia, aunque el
fraseología es a menudo pesado y reanuda con las disertaciones largas
y los comentarios común a las iniciaciones de los Altos Grados a los
XVIII ° y XIX ° los siglos. Para ilustrar lo que acabamos de decir,
podemos trasladarnos por ejemplo al ritual del grado Aprendiz en su
versión compuesta por R. Ambelain y publicada por sus cuidados. Una de
las características reside en las fórmulas evocadoras de esta
antigüedad mítica. Así en la ceremonia de encendido de los alumbrados
encontremos nosotros esta frase: « masones del viejo Egipto, venimos
aquí hasta, en la tierra de Memphis, para erigir altares a la virtud y
para cavar tumbas para los vicios. » Frase conocida en todos los ritos
masónicos, pero que es asociada de modo original con los orígenes
antiguos por parentesco o simpatía evocatoria. También encontramos
este cambio: el Venerable: « ¿Hermano Segundo Vigilante, a qué hora
los Masones de Egipto suelen abrir sus trabajos? »Segundo Vigilante: «
cuando el sol culmina sobre las arenas de Memphis, cuando son las
doce, y cuando la sombra es la más corta, entonces los Masones de
Egipto abren sus trabajos, Maestro Venerable. » O todavía: « ya que el
Templo de la Sabiduría de Egipto es justo y perfecto… » Y por fin
estas dos fórmulas utilizadas en el momento de la cierre: el
Venerable: « ¿hermano el Segundo Vigilante, ¿qué hora es?? » Segundo
Vigilante: « medianoche plena, Venerable Maestro. La Noche reina sobre
Egipto y el Astro de las Noches baña de su luz los Santuarios
adormecidos … » Más lejos: « Mis Hermanos, no olvidemos que es en
nuestra alma y en el alma de nuestros semejantes que debemos sembrar
el Verbo de Horus, con el fin de que produzca frutos de todo género y
de toda clase. Porque el alma del Hombre es la tierra natural sobre la
cual planea el halcón divino. Y así como las aguas del Nilo fecundan
la tierra de Memphis, en la temporada Shâ y al mes de Thôt, así las
Aguas de Arriba fecundan el Templo interior del Hombre en la hasta
misteriosa Temporada. » La fórmula masónica clásica « Gran Arquitecto
del Universo » es reemplazada por ejemplo muy temprano por «
Arquitecto Sumo de los mundos » o a veces « de todos los mundos »,
luego « Sublime Arquitecto de los mundos ». Podríamos así perseguir,
pero cada uno tiene la posibilidad de remitirse a los textos
concernidos citados más arriba. Hay que acercar sin duda estas
evocaciones poéticas de las variaciones que asocian los solistas con
su canto. Al ser limpia la trama ritual de la masonería universal,
cada rito va, con más o menos de felicidad, a tejer, a improvisar
alrededor de este eje un conjunto de elementos susceptibles de revelar
su carácter, su tradición. Se tratará por ejemplo de una forma cierta
de esoterismo cristiano en el caso del Rito escocés Rectificado o del
hermetismo egipcio para el rito del que hablamos. Desde luego, si esto
es suficiente para dar un "carácter" particular, esto no es él para
elevarlo al nivel de un rito dicho "espiritualista". Pero entramos
allí en una otra dimensión, la de los caracteres limpios del
ritualismo que echa raíces en la filosofía. El desarrollo mismo del
rito revela una voluntad de elevación del espíritu, de la abertura del
corazón a otro nivel de conciencia al que, si siempre no padece o
perceptible, se le refieren sin embargo. Porque lo que es importante
observar es la dirección constante tomada por los actores de la
historia del rito. Es a ella quien puede permitirnos comprender la
puesta de esta forma de la tradición y entreabrir las puertas que
descubrirán el relieve y la profundidad de un rito, que estaría sin
esto se reduce a una continuación de conflictos entra "bandas
rivales”. Entonces, la francmasonería de rito egipcio está bien más
allá, si se toma el trabajo de comprenderlo y de percibir su esencia y
sus calidades limpias. La tradición egipcia Hablar de ritos egipcios,
sin evocar directamente Egipto, podría parecer muy sorprendente.
Entonces se trata allí de una cuestión muy compleja. En efecto, la
representación en la conciencia masónica de Egipto, de sus tradiciones
y de su cultura es muy a menudo fuerte movida con relación a la
realidad histórica. Pues es interesante decir algunas palabras sobre
el modo en el que esta civilización contemplaba su relación al
sagrado. Podremos luego comprender de qué manera, la tradición
masónica egipcia se articula concretamente con relación a este lejano
origen. La primera observación que podemos hacer, es que no es posible
a priori hablar de filosofía egipcia, al siendo esta aproximación del
conocimiento una creación helenística. El mundo egipcio se funda sobre
la religión, sobre la relación al sagrado. Los dioses son el elemento
fundamental de toda la civilización y el informe que los hombres y los
sacerdotes mantienen con ellos es fiador de este equilibrio universal.
La utilización de referencias mitológicas o culturales siempre es
posible. Pero no podemos contentarnos con repetir mecánicamente los
gestos y las palabras de un ritual que utilizaría tales referencias
egipcias. Conviene abrir nuestra conciencia y reponer estas nociones
en un contexto que les sea coherente. No es necesario que se trate de
la realidad histórica más estricta. Esto aceptaría del desafío
imposible, en todo caso no útil. Pero desconocer el álgebra de los
mitos secretos, los símbolos, las funciones y los nombres que los
acompañan dependería del solo placer anodino y gratuito. Es pues útil
para el momento dado a saber sobre eso bastante sobre la cultura de
los que las utilizaron para intentar pensar como ellos. Podemos
acercar el estudio del hombre egipcio, de su historia, de su arte, de
su panteón, de sus concepciones religiosas y eventualmente de su
lengua, antes de procurar hacer alguna interpretación que sea. Esta
aproximación de tipo universitario puede parecer movida con relación
al fin buscado pero hay que reconocer bien que los autores esotéricos
son a menudo bien alejados de la realidad de las cosas. En el peor de
los casos se trata de un delirio puro y Pirámide - maniático, de la
manera más un reinterpretación a la luz de los conceptos occidentales
del simbolismo y de los mitos. So pretexto de Conocimiento con un gran
C, hacemos el callejón sin salida sobre el conocimiento propiamente
dicho. Para Éliade, sumirse en los libros, estudiar, es un acto
iniciático. Está seguro que el panteón griego es bien conocido. Su
estructura es atestiguada por una numerosa literatura que le era
contemporánea y testigos arqueológicos. Estos dioses están todavía
presentes en nuestra cultura por lo menos bajo su forma romanizada.
Para los principales de ellos, representan cada uno una función
arquetípica elemental del comportamiento humano. Esto no es para nada
que los psicólogos y los astrólogos los recuperen bajo su forma
auténtica o rehecha como instrumentos de análisis. Más próximos de
nuestras preocupaciones, las iniciaciones de la inmensa mayoría de las
obediencias masónicas repiten en parte la estructura de los Pequeños
Misterios hasta aquella de la que hablamos y la que utilizan un
vocabulario egipciano. Misterios Menores y Mayores se articulan
evidentemente sobre el tema de la muerte y la ressurección utilizando
el soporte mítico de Déméter. Hay que decir que la utilización de
mitos y símbolos griegos en rituales que contratan el panteón egipcio
puede parecer curiosa a un espíritu herido de coherencia. Pero muy nos
ayudada la síntesis hermética nacida Alejandría hacia el II ° el
siglo, más tentativa de síntesis que sincretismo, que reúne la gente
de Thot y el de Hermès, sin demasiada disonancia. En oposición del
dominio griego el panteón egipcio no ofrece ningún marco coherente por
lo menos perceptible de golpe. Cuando no se retrasa las
simplificaciones abusivas o reinterpretaciones esotéricas y
ocultistas, la primera impresión es la de un desorden alegre. La
personalidad de cada dios, y son innumerables, es fluctuante,
maleable, incluso contradictoria. Podían inspirar de la repulsión a
griegos a contemporáneos: « Adoras el buey, yo sacrifico a los dioses
» decía a uno de ellos. Por otro lado, la ausencia de libro canónico
no facilita el trabajo del exegeta. Podríamos preguntarnos por qué los
egipcios utilizaban tal panteón. La opinión de griegos es interesante
aquí. Algunos se burlaban de eso pero otros admiraban los misterios
egipcios. La tradición querría que Pitágoras y Platón hubieran
adquirido su saber en Egipto. Pitágoras, Plutarco, Platón, para
citarles sólo, fueron sobre esta tierra. Citemos a Diógenes Laercio a
propósito de Pitágoras: « Así como era joven y estudioso, dejó su
patria y fue iniciado todos los misterios griegos y bárbaros. Ganó
pues Egipto, cuando Polycrates se lo hubo recomendado por carta a
Amasis, y se enteró de la lengua del país. Fue también en los caldeos
y los magos. Estando en Creta, descendió con Epiménide en el antro de
Ida. Totalmente como en Egipto había ido en los santuarios, se enteró
allí de los secretos que concernían a los dioses. » Luego a propósito
de Platon escribe: « a la edad de veintiocho años, según Hermodoro, se
fue a Mégare, en casa de Euclides, acompañado por algunos otros
alumnos de Sócrates. Luego fue a Cyrène, cerca de Teodoro el
matemático, y de su casa a Italia, a casa de Philolaos y Eurytos,
ellos ambos pitagóricos, luego a Egipto, a casa de los profetas. fue
de allí también para numerosos filósofos de la antigüedad que fueron
iniciados los principales cultos de Misterios y cumplían un viaje más
o menos largo de estudio en Egipto. La verdad es que hay que hacer el
esfuerzo previo por penetrar esta gente antes de percibir la riqueza.
Al principio somos atraídos por su extrañeza, luego somos repelidos
por la misma extrañeza que no parece reducible a ninguna comprensión.
Por fin, si se hace el esfuerzo de « pensar egipcio », una luz alumbra
el camino. No podemos abandonar al monje y únicamente hablar de
simbolismo. Uno no va sin el otro, sobre todo con Egipto. La religión
no es oración o devoción, es en sentido propio un acto que nos conecta
otra vez (realigere). Al sentido común, este acto supone la existencia
a priori del dios, pero esto no es tan simple. Existe una forma de
acción eindisociable de la religión egipcia que tiende a dominar las
energías de la naturaleza, las que constituyen la trama escondida por
el tejido del universo. Los egipcios distinguían la verdad y la
realidad. La realidad es la naturaleza perceptible. Más allá, la
verdad es la orden universal administrada por los dioses, el conjunto
de las energías cósmicas que dan el sentido a la creación y luchan sin
interrupción contra el caos original. En este mundo de la verdad, se
encuentra lo que podríamos asimilar a una matriz que contendría una
infinidad de potencialidades correspondiente a todas las posibilidades
de evolución del universo y de los seres en el momento dado. Y a cada
instante una sola posibilidad se libra y alimenta el phylum temporal
de la realidad. Este lazo de la verdad y de la realidad no está bajo
la corte de un determinismo divino absoluto. El hombre, el sacerdote
también es actor y acompaña la acción divina, como Khnoum, es el
alfarero que trabaja en la pasta maleable de la verdad por un tipo de
creación perpetua y lucha al mismo tiempo contra el caos. El sacerdote
egipcio no es mística que adora a un dios único y transcendental, sino
establece un lazo con dioses que han revestido una o varias formas,
dotados de uno o varios nombres, pero esencialmente cumplen un número
limitado de funciones identificadas. Estas funciones a menudo son de
apariencias opuestas pero que dependen de la misma finalidad: mantener
y mantener la orden, social y cósmica. El sacerdote es también un tipo
de matemático que conoce las fórmulas, los símbolos reunidos en un
álgebra, combinatoria compleja pero eficaz. El medio de acción es por
supuesto el ritual. Conocemos sólo poco. Citemos entre los más
interesantes, el ritual divino diario y los rituales reales de
regeneración y el ritual de animación de las estatuas, muy semejante
al ritual de abertura de la boca. El texto de Asclepius habla del modo
en el que un dios puede se le corporéifier en una estatua. Pero se
trata de una obra muy diferente de la presencia de la carne y de la
sangre del Cristo bajo las especies. En la perspectiva egipcia, es Ba
del Dios que desciende en la estatua gracias al ritual de abertura de
la boca. Ba no es el alma contrariamente a lo que es generalmente
escrito pero, entre otras cosas, el poder de transformación del dios
que le permite pasar de una forma a otra. Pues más exactamente, el
dios no se le corporifie no, pero reviste la forma de la estatua.
Estas imágenes o estas estatuas performatives, los Padres de la
Iglesia les llamaron ídolos antes de destruirles. Mostraban allí, o
sea su ignorancia, o sea su mala fe. No eran ídolos sino iconos,
porque los egipcios jamás habrían adorado o utilizado una imagen o una
estatua muerta. Estas estatuas animadas eran el mismo motor de la
religión. Traunecker habla para su sujeto de « teofania portátil », es
decir que con ellas el escultor por el ritual de abertura de la boca y
la consagración bajo el solar difunto, luego el sacerdote, por
delegación del rey, por medio del ritual diario establecía un punto de
contacto entre el mundo de la verdad, el de los dioses y el mundo de
la realidad el de los hombres. Por este intermediario el hombre podía
hacerse favorable los dioses y actuar con su ayuda las fuerzas
poderosas del universo con el fin de que la orden venza el caos y el
fin de que reina Maât. Hablaríamos hoy de la lucha contra las fuerzas
de entropía, al siendo el caos la vuelta a la indiferenciación
primordial. Se trata bien de una acción determinada por un
procedimiento voluntarista totalmente llevado por el sacerdote. La
teofania no levanta aquí la voluntad divina como por ejemplo la que
gobierna las apariciones de la Virgen, porque aquí el hombre es el
disparador. También ignoramos las características del sacerdocio que
confería, por delegación del rey, la dignidad que le permitía al
operador laborar. Hay que observar que estos rituales eran muy
dependientes de condiciones geográficas, históricas y culturales de
Egipto antiguo. Por ejemplo, el fenómeno anual de la crecida del Nilo,
lo mismo que la orientación Meridional-norte de este río desempeñaba
un gran papel. La articulación de los dioses por tríadas, ogdoades o
ennéades, sus genealogías, sus funciones, sus formas interpenetradas
son muy complejas y rebeldes a una comprensión inmediata para un
espíritu contemporáneo. Hay que comprender que el dios en Egipto es
una forma de energía orientada hacia funciones específicas que
presentan generalmente dos aspectos, el uno favorable, el otro
destructor, dos que son indispensables para el equilibrio social y
cósmico. Hathor por ejemplo personifica a la mujer, la amante, pero
también es la diosa peligrosa. La divinidad, en su naos, cuando
reviste la forma de acogida, requiere de no tener ningún contacto con
mundo profano y salvado con sacerdote. Si una protección, una
seguridad total no le son aseguradas, ella misma se encargará de eso
por todos los medios de los que dispone incluido de destructores. Los
dioses egipcios no sabrían comportarse con arreglo a una moral del
bien y del mal con sentido donde lo entendemos, lo ignoran
simplemente. El hilo, el canal que conectaba otra vez a los Dioses y
su mundo al hombre egipcio hoy es roto, pero sobreviven en nuestra
memoria bajo una forma occidentalisée. Debemos agradecer griegos y los
romanos que trasplantaron bajo nuestros climas los mismos cultos
principalmente isiacos si han adaptados y transformados muy
ampliamente. Hasta agradezcamos la cristiandad que mantuvo muy
involuntariamente una chispa de vida gracias a las vírgenes negras,
cuando no es santos directamente nacidos del panteón egipcio. Esta
expatriación de los dioses manteniendo su memoria los hizo más
accesibles a nuestras sensibilidades occidentales por las adaptaciones
diversas de carácter teológico que les hizo sufrir el mundo
grecorromano. Su complejidad ha sido reducida de modo drástico
enfocando las funciones de todas las divinidades del panteón sobre
Isis y Osiris, Isis sobre todo. Finalmente, estos dioses nos son
próximos porque les percibimos al nivel de los sentimientos.
Podríamos, al revés de lo que dice la Biblia, verlos como hechos a
nuestra imagen. Simplemente, no son actualizados como un individuo y
un destino cuajados en el tiempo, sino como potencialidades de todas
las posibilidades de vida atadas a su función. Isis / Hathor es el que
potencializa a la mujer, todas las mujeres, las hermanas, las jovenes,
las amantes, las esposas, las madres y las viudas y cada mujer sobre
tierra es una actualización, cada mujer es carne de Isis Y cada hombre
es el hijo. Esto se encuentra la proximidad. Si vuelvo de allí al
panteón egipcio en su contexto auténtico y no en las formas adaptadas
grecorromanas, esta mitología no es adaptada más que otros al paso
simbólico porque ningún proceso de carácter iniciático es atestiguado
en Egipto. Algunos consideran que las peregrinaciones evocadas por el
papiro de Leiden constituían iniciaciones, pero entonces ampliamente
habría que extender la acepción de la palabra iniciación.
Probablemente no es sólo a los últimos siglos, que bajo las
influencias griegas y romanas, los cultos isiacos tienen incluye el
paso iniciático. Esto dice, conviene aportar dos reservas. De una
parte es inconcebible que la accesión al sacerdocio no hubiera sido
acompañada por ritos específicos. Por otra parte la ausencia de
atestado no es una prueba de inexistencia, al ser frecuente la
transmisión oral en el medio semítico. De hecho, existía bien una
iniciación en el sentido de paso de un estado a otra, pero se
practicaba sólo a la muerte del individuo. El ritual de abertura de la
boca que era uno de los componentes fue utilizado sobre los muertos
con el fin de permitirles percibir y alimentarse en el mundo de Douât.
Vimos en seguida que fue utilizado para la animación de las estatuas.
Entonces su misma estructura, indica que habría podido, casi en su
estado, ser puesto en ejecución para la fase de renacimiento de un
myste muerto simbólicamente en un marco iniciático clásico. Al
extremo, es decir hasta considerando que no hubo iniciación en Egipto
antiguo, el hecho de utilizarlo en los Altos Grados típicamente
egipcios, mediante las adaptaciones y complémentations que fueron
necesarias, lo hacen una iniciación de una gran riqueza y de un nivel
equivalente al de los " Grandes Misterios ". La fase de nuevo
nacimiento al plano de percepción / acción al cual el mysto debe
acceder es completamente significativa a este respecto. Permite la
abertura de los sentidos del recién nacido, su descubrimiento de las
dimensiones de su nuevo mundo y la activación de las funciones
fisiológicas necesarias para su supervivencia y para su diálogo el
sagrado. En cambio para toda la fase de déambulation en Douât y del
psicostasia, el Libro de los Muertos y otros textos similares no son
utilizados tal cual debido a su diferencia cultural, aunque el
espíritu sea conservado. También habría que evocar aquí los ritos de
nacimiento y de regeneración del rey. Desgraciadamente no sabemos
grande cosa. Sobre el plano artístico el égyptomania ciertamente
produjo obras de un interés estético a veces discutible. Lo mismo
ocurre en cuanto al aspecto esotérico, pero en este dominio, los
errores o las aproximaciones en ellas no son los mismos demasiado
problemáticas. ¿ No permitieron a esta tradición atravesar los siglos
y las generaciones? … Lo que verdaderamente se podría criticar en una
sociedad que practicaría el égyptomania esotérico sería engañar a sus
miembros sobre el sentido y el alcance de sus prácticas. ¿ Por qué por
ejemplo hacer volverle a levantarle el origen de tal o tal sociedad
puramente contemporánea a Thoutmosis III, por qué continuar encenser a
Akhénaton, lo que quedan en gran favor en los medios ésotéristes, pero
no corresponden a ninguna realidad establecida? … Es muy diferente de
apelar a una filiación espiritual, que de hacer creer en su
historicidad. Más generalmente este problema de las filiaciones, el
chartres, los secretos entre los que tal o tal orden apela para fundar
su "autenticidad" es una guadaña-aparencia cuando no es puramente y
simplemente una estafa intelectual. Se precavía evidente que la
francmasonería devolvió el paso de los elementos de la tradición
Egipcia. El Maestro Hiram bajo la acacia, es Osiris bajo el tamarisco
de Byblos, reencontrado por Isis la Viuda. Pero esto ilustra más un
paralelismo que asombra mitos fundadores, que un simple egiptomania.
Lo que es importante es establecer un lazo por el espíritu, por el
alma y por el cuerpo con una tradición comprendido de modo más exacto
posible. Es ante todo una aventura personal, aunque el apoyo de un
grupo o de un rito queda a menudo indispensable
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